Para los que odian la rutina, especiamente la que se practica ocho horas diarias, cinco días a la semana.
viernes, septiembre 17, 2004
No nos engañe, déjenos vivir
Escribo esto bajo la influencia del alcohol, sí, ¡que pasa! a veces bebo, y nunca lo suficiente, eso creo. Pero mejor decir que el alcohol está bajo mi influencia. Tú, alcohol, si se puede tratar al alcohol de tú, ¿o mejor tratarlo de usted?. Algo que te distorsione tanto la realidad como para mejorarla debe de tener el privilegio como para tratarse de usted. Así que, usted, Alcohol, producto de la sociedad de consumo ¿por qué nos engaña de esta manera? ¿por qué hace que todo parezca mejor de lo que es? ¿Acaso le gusta jugar con nosotros? ¿Acaso le gusta hacer que digamos lo que no queremos decir? ¿Acaso le gusta ver como llegamos a la euforia mientras disfrutamos de la satisfactoria y falsa sensación de sentirnos vivos bajo su influencia? ¡Es usted un Iscariote! Contra más dinero suelte, más grado de alcohol invadirá mi sangre. No es más que una sanguijuela que engaña a mi cerebro para poder entrar más cantidad de su esencia en mi cuerpo. Le odio tanto como le quiero. ¿Por qué? porque es usted el empujón que me hizo conseguir lo inalcanzable... Gracias a usted existe la gran película “Leaving las Vegas” , gracias a usted existen los cubalitros. Es una lástima que muchos hayan abusado de todas sus virtudes. Destrozó la vida de muchos y alegró la vida de otros tantos. Se aprovechó de la curiosa simpleza del cerebro humano y consiguió que quedásemos enganchados a su cuerpo. Lástima de la gente muerta por sus defectos, el defecto de decir lo que uno no quiere, el defecto de hacer lo que uno no quiere, aunque lo piense.
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