Dahmer , otra película con intenciones de basarse en la vida real de un asesino en serie. Esta vez le toca el turno a Jeffrey Lionel Dahmer. Hijo de un químico y una depresiva crónica, Jeffrey no tardó en desequilibrarse y desviarse emocionalmente. Ya de pequeño disfrutaba torturando animales y un poco más tarde, a los 16 años ya se había convertido en un auténtico alcohólico. Su fijación: las cabezas humanas y los torsos desnudos de hombres. A diferencia de otras películas, en ésta si que podremos indagar en la adolescencia del asesino, pero no para descubrir o investigar los motivos de su desequilibrio, sino para ser espectadores de lo que Jeffrey era, o se había convertido, a los apenas 16 años. En mi opinión, el actor que encarna a Dahmer, Jeremy Renner, hace una muy buena interpretación. Ya no sólo por la ayuda de la caracterización o de la retrospección a su adolescencia, sino por la actuación física. Jeffrey era homosexual, pero no era una de esas locas homosexuales, sino de esos que aún estando orgullosos de su condición sexual, no lo iba gritando a los cuatro vientos, además de ser ya de por sí exageradamente introvertido. La película, por desgracia, se queda en un intento de lo que fue la verdadera historia de Jeffrey Lionel Dahmer.
La acción se centra en el apartamento de Jeffrey, en cómo atrapaba a sus víctimas. No era un tipo violento, drogaba a sus víctimas para luego, a sangre fría, lobotomizarlas con un taladro casero y cortarlas en pedazos. Lo más destacado de la película es la conversación entre Dahmer y una de sus víctimas. Dahmer demuestra ser un tipo inteligente pero carente de toda moral y por supuesto mostrando rechazo a todo lo socialmente establecido. En una de las escenas de la película en la que podemos ver parte de la adolescencia de Dahmer, veremos como le comenta a un conocido que el sexo oral practicado por un hombre o una mujer seguiría siendo lo mismo para los ojos cerrados del que lo recibe. Otra escena destacable sería la de la discoteca gay, donde Dahmer, con ayuda de las pastillas para drogar a sus víctimas, hace estragos en los cuartos oscuros.
Lo peor es el final, se queda uno con ganas de saber más y acaba por no saber nada, o por lo menos, mucho menos de lo que sabía el verdadero Dahmer.
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