lunes, junio 06, 2005

The Creepman. El decrépito. Destripada.

Lo malo de poner muchas expectativas en algunas películas, es que en la mayoría de los casos nos sentiremos profundamente defraudados. Así que lo mejor es no hacer mucho caso(o ninguno)de los trailers, ni de las críticas, ni de un argumento excesivamente atrayente escrito en papel, porque sino nos sentiremos vilmente engañados. Y ese asqueroso sentimiento de frustración es el que he sentido al acabar de ver Creep. Un producto menos que mediocre, y que aprovecha un escueto trailer, un llamativo cartel, y un argumento que promete hacer las delicias de los fans más acérrimos del terror claustrofóbico, para colarnos “una de gore”, pero mala, sin sentido y con excesivas pretensiones.

Hace algún tiempo que seguía la trayectoria de esta película, y a punto estuve de ir a verla al cine. Pero antes tuve la acertada idea de pedirle recomendación al compañero bloguero Spaulding en uno de los comentarios de su blog. Y amablemente me respondió que tuvo la oportunidad de verla en el pasado Festival Internacional de cine de Catalunya Sitges 2004, y que no era gran cosa. Entonces me fié de sus sabias palabras, retuve mis ansias y mis expectativas, y decidí no pagar por verla. Gracias Spaulding. Ahora, meses después de que la estrenaran en nuestros cines, me he decidió a verla, en mi casa, de noche, en compañía de mi hermano y mi novia, y sin pagar. Y tengo que confesar que nos hemos reído, aunque al final, no me haya hecho maldita la gracia.

No soy amigo de los spoilers, pero me ha parecido una película tan lamentable que la pienso destripar en las próximas líneas, sin compasión alguna. Así que a los que todavía les queden ganas de verla, abstenerse de seguir leyendo. Advierto además que es un tocho de texto, escrito con sueño pero con la reciente rabia acumulada que me dejó la película.





Creep arranca con una escena en el que dos currelas de las alcantarillas, uno novato y otro veterano, pasean por entre la mierda que circula bajo la ciudad, mientras el más veterano le va comentando a su pupilo, antiguo traficante y ex presidiario, la gran cantidad de mierda y porquería que les rodea por el gran entramado alcantarillado, y lo peor que va a comenzar a oler conforme vayan avanzando en los próximos minutos. De pronto, oyen un grito desgarrador. Siguen andando bajo la luz de las linternas de sus cascos, y la linterna de mano del veterano. Entonces descubren un agujero en la pared que el más veterano desconocía. Confiesa que después de 20 años recorriendo los túneles, ése agujero le ha descubierto un túnel secreto. ¡Que casualidad, después de 20 años!. Es entonces cuando se les ocurre la gran idea de separarse, y a los pocos minutos, el currela novato encuentra al veterano, tirado en el suelo, literalmente muerto y con una expresión en la cara como si hubiese visto algo terrorífico. De repente, un grito espeluzanante acompaña a la repentina víctima ensangrentada de turno, que sale de la oscuridad para pegarnos un susto fácil, pero efectivo. Fin de la escena. No está mal, la introducción prometer, promete. Aunque no entiendo bien cómo ha muerto el currela veterano.





Una fiesta en una gran casa, la típica fiesta adolescente pero esta vez de personas maduras, una fiesta sosegada. Seguimos a nuestra protagonista Kate(Franka Potente)desde detrás, por una cámara al hombro en plan documental. Busca a una amiga, Gema, pero se encuentra con un grupo de tíos, y uno de ellos le tira los trastos de manera descarada. Ella lo rechaza y esquiva, y sigue en busca de su amiga Gema, que le ha prometido llevarla a ver en persona al conocido actor George Clooney, que está de paso por la ciudad. Pero por medio de una amiga descubre que Gema la ha dejado tirada, y sin pensárselo dos veces va en busca de un taxi para conocer a su querido actor. Aquí empiezan las incongruencias de la película.

A Kate le bastan dos intentos de coger un taxi, para desistir de su acción y decantarse por viajar en el metro. Dos(2) intentos. Por lo que se intuye, es de noche y algo tarde. Su idea, desde un principio, no es buena. Y el desistir tan rápido de coger un taxi no se lo traga nadie. Saca dinero de un cajero, se dirige al metro y tiene problemas de cambio con la máquina expendedora de billetes. Gracias a una indigente que encuentra, consigue las monedas para poder sacar el billete de metro desde la máquina. Entra en la estación y un explícito cartel digital le informa que el último tren llegará en ocho minutos. Se sienta en un incómodo banco y mientras espera, saca una pequeña botella de alcohol de su bolso y le mete unos lingotazos. Representa que sale de una fiesta eufórica para conocer a su querido actor en persona, representa que está nerviosa y excitada, y su botellita de alcohol, en teoría, debería exaltarla aún más, pero no. Antes de los escasos ocho minutos que debería tardar el tren en llegar, nuestra protagonista se queda, incomprensiblemente, dormida en un incomodísimo banco de la estación de metro. Esto no se lo cree nadie. Primer gran fallo de guión que hace bajar varios enteros a la película, y que por desgracia augura que lo peor está por venir.





Kate despierta y descubre que está sola, que la estación está cerrada. Oye el sonido de un tren llegar, y entra en el para proseguir su viaje. Vemos que alguien más entra en el tren. En pleno trayecto, el tren se para, se apaga la luz, descubrimos que el maquinista está muerto, ella no lo sabe. Alguien la enfoca con una linterna desde el final del vagón. Kate se asusta, pero se sorprende al descubrir que el tipo de la linterna es Guy(que no gay)el tipo que le tiró los trastos en la fiesta. Guy es el culpable de que el tren se haya parado, desactiva los frenos de emergencia que previamente activó, se mete un tiro de cocaína, se saca el pene, y comienza el acoso sexual. Kate está en el suelo, con Guy encima, cerca de una de las puertas del vagón. De repente se abren las puertas y Guy es casi succionado a gran velocidad por algo, o por alguien. Se intuye que es algo, porque la fuerza con la que es absorbido parece provenir de algo no humano.





Kate, aterrorizada, consigue salir del tren, corre por el túnel hasta llegar a una estación. Busca ayuda, está sola y atrapada. Intenta llamar por un teléfono público, no funciona. Intenta desesperada escapar por una de las bocas de metro, pero está cerrada con cadenas, intenta llamar por su móvil desde allí, no hay cobertura. Deambula por la estación, y encuentra a un perro, el mismo que acompañaba a la indigente que le ayudó con el cambio de la máquina expendedora. El perro la lleva hasta la indigente, Mandy, que acompañada de su novio, Jimmy, no parece reaccionar ante nada por culpa de un chute de heroína. Kate paga al novio yonqui para que la acompañe al cuarto de control, donde trabaja un responsable de la seguridad del metro.

Mientras Kate y el novio yonqui se dirigen al cuarto de seguridad, oyen unos gritos pidiendo ayuda; es Guy, que aún sigue vivo, malherido y arrastrándose por las vías. Kate vuelve a ofrecer dinero al yonqui para que rescate a Guy de las vías, el yonqui acepta encantado y lleva a Guy al andén. De pronto, aparece el perro de Mandy y el yonqui, temiendo lo peor, va en busca de su querida drogadicta. Kate se queda con un agonizante Guy. Aquí demuestra que o Kate es demasiado estúpida, o es una santa. Está ayudando al tipo que previamente había intentado violarla. No me lo trago.





Kate usa un interfono de emergencia para comunicarse con el guardia que está en el cuarto de seguridad. El guardia resulta ser un tipo muy desconfiado y también algo estúpido. Así que a los pocos minutos es asesinado. Ahora sí, ahora vemos como unos brazos armados con un cuchillo degollan al cauteloso guardia, parece que el asesino es humano, con una fuerza sobrehumana, pero humano en definitiva. Se me olvidaba comentar que anteriormente a las apariciones del asesino, entran en escena un grupo de ratas. Así que intuimos que el psicópata lleva mucho tiempo viviendo en los túneles del metro con las ratas como únicas amigas. Que original.¿Alguien ha dicho Willard?

Finalmente Guy muere y Kate va en busca de la pareja de yonquis. Encuentra a Jimmy, el yonqui, desconsolado por el secuestro de Mandy, y en pleno vuelo heroinómano, lo que no le impide ofrecerle a Kate unas maravillosas botas, ya que hasta hora, nuestra desdichada protagonista ha estado descalza desde que huyó del vagón de metro. Kate quiere caminar por los túneles hasta la próxima estación para pedir ayuda a otro guardia. Al final es acompañada por el yonqui, que se encuentra increíblemente recuperado del chute de heroína. Pero no tardará en morir en manos del psicópata.





Ahora nuestra desconcertada protagonista parece encontrarse completamente sola a manos del asesino. Y linterna en mano intenta llegar a la otra parada, caminando por el alcantarillado, por túneles y por unos ¿almacenes?. Entonces, de pronto, de la oscuridad sale el asesino y se la lleva, sin más. Ahora sí que vemos al psicópata; es un ser deforme, un mutante o algo parecido.

Kate despierta encerrada dentro de una jaula, bajo el agua del alcantarillado. Está en una especie de habitáculo, lleno de jaulas, y con el agua hasta el cuello. Dentro de las jaulas hay personas, en una de ellas está el currela novato de las alcantarillas, George, y está vivo. Al parecer el ser deforme no sólo asesina a sus víctimas, a algunas las lleva vivas hasta esas jaulas y espera a que mueran. Cada pocos minutos el ser deforme, que a partir de ahora llamaremos Decrépito, visita a sus víctimas enjauladas para comprobar si han muerto. ¿Por qué no las mata él?. Kate consigue escaparse de una manera un tanto estúpida, y casualmente aparece su bolso con los zapatos de tacón dentro, y usa uno de ellos para clavárselo en la cabeza al estúpido Decrépito. Libera a George y escapan. Corren por túneles hasta llegar a una ¿sala de operaciones?. Una especie de quirófano clandestino y abandonado, lleno de fetos embotellados y de juguetes viejos. Mandy, la desparecida yonqui, se encuentra en el quirófano, aparentemente muerta postrada en una mesa de parto. Kate y George huyen, sin saber que Mandy sigue viva. Aparece el Decrépito en el quirófano, y es aquí donde nos recreamos en él, le vemos por completo, presenciamos su locura, su delirio, y como asesina brutalmente a Mandy. Una de las poquísimas buenas escenas de la película. El Decrépito se dirige a otra sala, donde contempla unos fetos embotellados y una foto de lo que parece ser un doctor. Más adelante veremos la misma foto por completo; debajo del doctor aparece el Decrépito, de pequeño, igual de feo. Parece ser fruto de un mal aborto, o de un malogrado experimento. Eso no queda claro, o por lo menos yo no lo vi nada claro.





Kate y George siguen huyendo. A George le entra un ataque de histérica y comienza a golpear todo lo que le rodea. Kate le pide calma, y cuando parece que George responde, es sorprendido por el Decrépito, se enzarzan en una pelea donde George tiene todas las de ganar. Pero sorprendentemente el Decrépito se recupera y comete otro de sus brutales asesinatos. Otra buena escena gore. Sólo dos buenas escenas en toda la película.





Kate presencia la escena horrorizada y huye, el Decrépito, malherido, la persigue por los túneles. La atrapa, pero nuestra sufridora protagonista le planta cara y le clava en el cuello un cuchillo atado a una cadena que a su vez está atornillada a una pared. Oye el sonido de un tren que se acerca, y consigue arrancar la cadena de la pared, para engancharla a la otra parte de las vías del tren. El tren llega y estira la cadena de tal forma, que el cuchillo acaba por rebanar el cuello del Decrépito. Incomprensiblemente el Decrépito, con las cuerdas vocales cortadas, sigue gritando, emitiendo ese grito de rata que le acompaña en toda la película. Finalmente muere.





Kate anda cansada y moribunda por los túneles, hasta llegar a una estación. Se sienta en el suelo, derrotada, y aparece el perro de la pareja de yonquis. Los usuarios del metro entran en escena, es temprano y la gente viaja hasta sus puestos de trabajo. Uno de los usuarios se acerca a Kate y le tira unas monedas creyendo que es una indigente. Kate reacciona con angustia, y cuando está a punto de llorar, lanza una mirada cómplice a la cámara, y FIN.





Como habéis podido comprobar, lo que prometía ser una buena película claustrofóbica con asesino sobrenatural de por medio, se convierte en una sucesión de malogradas escenas que avanzan bajo un guión torpe y con demasiados agujeros. Eso sí, algunas escenas gore consiguen llamar la atención, pero por desgracia no logran salvar la película de la quema. Una verdadera lástima. Al menos, para algunos, la aparición de Franka Potente será un consuelo.

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