martes, agosto 23, 2005

Sociedad mutante, peces mutantes

Como esto de escribir funciona en mí como a base de impulsos, pues escribo, acabo de recibir uno, después de más de una semana he recibido otro impulso.

El encargado de llevar al cine al héroe favorito de mi adolescencia, Mark A.Z. Dippé, me sorprende con una película de serie b camuflada de serie Z. Y es que Frankenfish no destaca precisamente por sus primeros minutos. Con una fotografía mediocre tirando a pésima nos presenta al protagonista, un policía especializado en crímenes provocados por mordeduras de animales que es enviado a Otley, una siniestra zona pantanosa sureña, acompañado de una investigadora biológica para aclarar la extraña y brutal muerte de un pescador de la zona.

Hasta aquí la película funciona como un telefilme más, pero a la media hora y sorprendentemente, el director consigue presentarnos a unos cuantos personajes con la suficiente dosis de profundidad como para que sintamos algo de lástima si mueren. Y en pocos minutos más, logra convertir la película en una especie de versión acuática de Temblores, con peces mutantes asesinos como protagonistas.




Una pequeña urbanización formada por tres rústicas casas aposentadas con aparente fragilidad encima de la zona pantanosa, se convierte en escenario principal de la trampa mortal de los protagonistas. Las escenas en la que los peces cometen sus crímenes “naturales” están muy bien logradas, provocándonos más de un sobresalto. Los efectos especiales de los peces creados por ordenador y perfectamente integrados en las escenas consiguen transmitir una gran dosis de realismo ya que hace que la muertes sean impactantes y contundentes, y esto en un telefilme es digno de admirar. Además el gore está servido, hay desmembramientos por doquier muy bien conseguidos y hay alguna muerte con alta dosis de humor negro que hará las delicias de los más malvados gorehounds.

Frankenfish sorprende, en especial a los que nos encantan los ambientes opresivos (esta vez en una zona pantanosa), la tensión y el gore. Mark Dippé demuestra que con pocos medios se puede realizar una buena película, entretenida, divertida y perfecta para ver en una calurosa noche de verano.

No hay comentarios: