A veces uno se queda un tanto saturado de toda la mierda de cine comercial y pretencioso actual, y se ve obligado a mirar hacia el pasado rebuscando pequeñas y grandes joyas que por su tremenda calidad no llegan a envejecer nunca. Hace unos días que me topé con una de esas joyas; se trata de Deliverance; una comprometida y cruda película de John Boorman del año 72 que manifiesta una dura crítica al sistema del bienestar y las sociedades modernas, y a la explotación despiadada de los recursos naturales.
Cuatro amigos deciden desconectar de su monótona vida urbanita para pasar el fin de semana en los Montes Apalaches, no contentos con el simple hecho de apartarse de la ciudad que se atreven a embarcarse en una arriesgada aventura; bajar en piragua por los rápidos de un caudaloso río que atraviesa los montes y que resulta ser el último río virgen y salvaje del sur de Estados Unidos, para en breve ser convertido en lago por culpa de la construcción de un embalse.
Cuatro amigos deciden desconectar de su monótona vida urbanita para pasar el fin de semana en los Montes Apalaches, no contentos con el simple hecho de apartarse de la ciudad que se atreven a embarcarse en una arriesgada aventura; bajar en piragua por los rápidos de un caudaloso río que atraviesa los montes y que resulta ser el último río virgen y salvaje del sur de Estados Unidos, para en breve ser convertido en lago por culpa de la construcción de un embalse.
Unos jovencísimos Burt Reynolds (Lewi Medlock), John Voight (Ed Gentry), Ronny Cox (Drew Ballinger), y Ned Beatty (Bobby Trippe) forman el grupo de hombres necesitados de aire puro y relajante ambiente naturista. Antes de comenzar su malograda aventura, toman contacto con un grupo de lugareños para buscar a alguien que pueda conducir sus coches hasta el final del río, hasta un pequeño pueblo llamado Aintry. Éstos les indican que los hermanos Griner pueden ayudarles.
La escena del duelo de banjos no podía reflejar mejor esa estúpida barrera que separa en la mente de los acomodados urbanitas, a los paletos de los hombres de ciudad. Un niño paleto con su banjo, y con síntomas evidentes de deficiencia repite de manera prodigiosa hasta la última nota que proviene de la guitarra de uno de los hombres de ciudad, que impresionado, le reta en un duelo que acaba perdiendo. Esta escena nos deja bien claro que los paletos, por muy raras que sean sus costumbres no son tontos ni mucho menos, y valdría más no subestimarlos por el simple hecho de que no sepan como es vivir en una ciudad.
Después de dejar sus coches a los hermanos Griner, los hombres de ciudad “disfrutan” de su primer contacto con la naturaleza que resulta no ser del agrado de todos, de hecho es Lewi Medlock el único que parece disfrutar y encontrarse como pez en el agua. Los demás están tan acomodados en sus rutinarias y modélicas vidas de ciudad que un simple ataque de mosquitos les resulta desesperante.
Y esto es sólo la introducción de Deliverance para mostrarnos a cuatro hombres modernos en medio del bosque, a merced de cualquier ataque por parte de animales salvajes, sin policía, sin teléfonos, hombre y naturaleza frente a frente. Pero los animales salvajes no serán sus únicos y posibles enemigos, el cruel destino hace que se topen con dos paletos salvajes y desalmados, y conviertan su aventura en una angustiosa y terrorífica pesadilla.
Película altamente recomendable que nos recuerda que la supervivencia en una sociedad moderna es bastante más blanda que la supervivencia natural de un hombre frente a un medio hostil y desconocido, y cómo alguien es capaz de olvidar la escala de valores prefabricada que la sociedad le tatuó en el cerebro para crear una nueva, acorde a sus necesidades. Alguien dijo que “el hombre es malo por naturaleza”, esta película lo demuestra.
Me quedo con una parte del guión grabado en mi cerebro:
Lewis Medlock: Las máquinas fallarán. Y el sistema fracasará. Entonces…
Ed Gentry: Entonces ¿qué?
Lewis Medlock: La supervivencia. Quién tenga la capacidad de sobrevivir. De eso se trata, de sobrevivir.
Ed Gentry: Y estás deseando que ocurra ¿no? Estás deseándolo. A mi el sistema me ha ido bien.
Lewis Medlock: Oh sí, claro. Tienes un buen trabajo, una casa bonita, una bonita esposa, un buen hijo.
Ed Gentry: Hablas de esas cosas…como si fueran una mierda, Lewis.
Lewis Medlock: ¿Por qué vienes de excursión conmigo, Ed?
Ed Gentry: Me gusta mi vida, Lewis.
Lewis Medlock: Sí, pero ¿por qué vienes de excursión conmigo?
Ed Gentry: ¿Sabes? A veces me lo pregunto.
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