Desde la productora de Sam Raimi y Rob Tapert, GhostHouse, llega una superflua producción independiente, disfrazada de comercial y con el conocido monstruo del armario como malvado protagonista, titulada Boogeyman. Si esto es una muestra de lo que nos prometía Raimi con su productora independiente de cine fantástico y de terror, ya podemos olvidarnos de encontrar algo mínimamente decente o algo, al menos, parecido o cercano a la genial Evil Dead.
Tim Jensen, el protagonista de Boogeyman, vive atemorizado por el recuerdo de la desaparición de su padre a manos del monstruo del armario. Tim, con el paso del tiempo, alejado de su casa, en la ciudad, con trabajo y con novia, cree o intenta creerse que lo que vio es fruto de un trauma infantil y que la realidad es que su padre les abandonó, a él y a su madre, por decisión propia. Pero una llamada de teléfono por parte de un familiar(y una visión)le informa que su madre acaba de morir en el hospital donde estaba ingresada, cercano a la casa donde Tim se crió. Así que Tim, decide ir a despedirse de su madre fallecida, y se le ocurre la “brillante” idea de volver a la casa donde se crió y pasar allí una noche solo, para afrontar sus miedos y averiguar si el monstruo del armario existe de verdad.
Stephen T. Kay, el director, parece pertenecer a alguna unidad de dirección de las que gasta Sam Raimi. Y no lo suelto así como así; el tipo usa las mismas técnicas que caracterizan a Sam Raimi desde su Evil Dead. Así veremos los travellings en primera persona recorrer toda la solitaria casa como si volásemos por ella, acercamientos vertiginosos a la cara del protagonista, mareantes vueltas de más 360 grados con la cámara, planos inclinados, largos travellings recorridos a ras del suelo, y transición del día a la noche en cuestión de segundos. Desconozco el nombre, si es que tiene, de todas esas técnicas, las comento para que comprobéis que el sello característico de Raimi está presente en el film continuamente. Y la triste realidad es que eso es lo mejor, o lo más interesante de esta innecesaria Boogeyman. El guión carece de ritmo, se basa en un comienzo algo impactante, que además es casi un plagio de películas como la normalita “En la Oscuridad” y la pésima “Ellos”, para al rato, decaer en un seguido de secuencias cortas videocliperas en las que la protagonista principal es la cámara, para dejar en segundo plano la acción de los protagonistas y su sobadísimo hilo argumental.
En conjunto parece un producto destinado exclusivamente para televisión, pero que el director se ocupa de adornar muy bien con sus truquitos visuales para colarlo directamente en nuestras salas de cine más cercanas. En realidad hay telefilmes muchísimo mejores y más interesantes que Boogeyman. Espero que en un futuro los productos que salgan de GhostHouse tengan algo más de calidad. Miedo me da que la versión cinematográfica del cómic “30 Días de Noche” sea del mismo estilo que esta lamentable Boogeyman. Cruzo los dedos.
Tim Jensen, el protagonista de Boogeyman, vive atemorizado por el recuerdo de la desaparición de su padre a manos del monstruo del armario. Tim, con el paso del tiempo, alejado de su casa, en la ciudad, con trabajo y con novia, cree o intenta creerse que lo que vio es fruto de un trauma infantil y que la realidad es que su padre les abandonó, a él y a su madre, por decisión propia. Pero una llamada de teléfono por parte de un familiar(y una visión)le informa que su madre acaba de morir en el hospital donde estaba ingresada, cercano a la casa donde Tim se crió. Así que Tim, decide ir a despedirse de su madre fallecida, y se le ocurre la “brillante” idea de volver a la casa donde se crió y pasar allí una noche solo, para afrontar sus miedos y averiguar si el monstruo del armario existe de verdad.
Stephen T. Kay, el director, parece pertenecer a alguna unidad de dirección de las que gasta Sam Raimi. Y no lo suelto así como así; el tipo usa las mismas técnicas que caracterizan a Sam Raimi desde su Evil Dead. Así veremos los travellings en primera persona recorrer toda la solitaria casa como si volásemos por ella, acercamientos vertiginosos a la cara del protagonista, mareantes vueltas de más 360 grados con la cámara, planos inclinados, largos travellings recorridos a ras del suelo, y transición del día a la noche en cuestión de segundos. Desconozco el nombre, si es que tiene, de todas esas técnicas, las comento para que comprobéis que el sello característico de Raimi está presente en el film continuamente. Y la triste realidad es que eso es lo mejor, o lo más interesante de esta innecesaria Boogeyman. El guión carece de ritmo, se basa en un comienzo algo impactante, que además es casi un plagio de películas como la normalita “En la Oscuridad” y la pésima “Ellos”, para al rato, decaer en un seguido de secuencias cortas videocliperas en las que la protagonista principal es la cámara, para dejar en segundo plano la acción de los protagonistas y su sobadísimo hilo argumental.
En conjunto parece un producto destinado exclusivamente para televisión, pero que el director se ocupa de adornar muy bien con sus truquitos visuales para colarlo directamente en nuestras salas de cine más cercanas. En realidad hay telefilmes muchísimo mejores y más interesantes que Boogeyman. Espero que en un futuro los productos que salgan de GhostHouse tengan algo más de calidad. Miedo me da que la versión cinematográfica del cómic “30 Días de Noche” sea del mismo estilo que esta lamentable Boogeyman. Cruzo los dedos.
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