lunes, mayo 23, 2005

Divagando en el turno de noche de fin de semana

Si trabajo en el turno de noche de lunes a viernes, y quiero mantener el mismo horario el sábado y el domingo ¿qué cojones hago el fin de semana? No mucho, no demasiado. Me estoy haciendo mayor, sin quererlo más aburrido, sin quererlo más desganado. Me alimento de películas de serie B tirando a Z, escucho la música que siempre me gustó, y me revitalizo con grupos de música nuevos. Cada vez me cuesta más encontrar buenos cómics que leer, buenos animes que ver. Cada vez me cuesta más encontrar buenos videojuegos a los que jugar. Me tiro al M.A.M.E. de cabeza. ¿Qué hacer si el trabajo no motiva? ¿Qué hacer si la vida no es como a uno le gustaría? Pasar el rato, no sentir el paso del tiempo, dejar que las horas pasen sin prestar atención a las agujas del reloj que cuelga de la pared, o al puto reloj digital que muestra el windows. Media vida delante de un ordenador y otra media intentando sentir algo que me motive a seguir adelante. Maldita generación digital. Me gustaría decir que os odio a todos, pero mentiría. Unas cuantas latas de cerveza me ayudan a alejarme del planeta. ¡Pero mierda! ¡sólo me ayudan por un momento, por unas horas! ¿Lo noto sólo yo, o el techo cada vez está más bajo? Algo me oprime. Hace que los bocadillos a media noche se me atraganten. Ese maldito nudo en la garganta está haciendo que pierda peso rápidamente. Algunos pantalones me van anchos, tan anchos como el camino hacia el cielo abierto que nunca veré. Luchando contra la rutina a diario. El final de la lucha lo marca un contrato. Un contrato que me dice que mañana tengo que volver a ella, a la maldita rutina. Una mezcla de destino y supervivencia me llevó a ella. Puta rutina. Sobrevivo luchando contra la rutina. Me gustaría decir que os odio a todos, pero mentiría, sólo odio la rutina.


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