sábado, septiembre 03, 2005

Descenso al infierno

Neil Marshall lo ha vuelto a conseguir, acertando de pleno y reuniendo y acentuando todos los ingredientes que hacen que una película del género fantástico y de terror me llegue a apasionar. Marshall exhibe un admirable espectáculo gótico y subterráneo de terror y suspense, aderezado con una notable dosis de gore y protagonizado por unas aguerridas féminas luchando de un modo salvaje y extremo por su supervivencia contra unos seres bizarros y ávidos de carne fresca.

Un grupo de mujeres amantes del rafting, la escalada y la espeleología se embarcan en una excursión a los montes Apalaches, para explorar las oscuras cavidades subterráneas que forman una ruta que se creía virgen hasta la fecha. En las profundidades de las cuevas naturales encontrarán el terror en su estado más primitivo cuando se topan con una raza de seres deformes y carnívoros, adaptados por completo a vivir en la oscuridad y dispuestos a defender con uñas y dientes su hábitat natural.

La premisa argumental de The Descent no es del todo original, de hecho The Descent está basada en la novela homónima y Best Seller del escritor de ciencia ficción Jeff Long, pero como comento, sólo está basada, ya que la Dreamworks compró los derechos de la novela y planea, en principio, trasladarla al cine tal como la escribió Jeff Long.

En cualquier caso el trabajo de Marshall es excelente, muy superior y distinto a su Dog Soldiers, aunque él mismo confiese que “The Descent es igual que Dog Soldiers pero con mujeres como protagonistas”. En realidad The Descent es mucho más profunda, salvaje y terrorífica, que la original, ácida y divertida historia de licántropos que nos contó. En su primera media hora y en el tramo final recuerda mucho a una película que no hace mucho comenté por aquí, Deliverance. Y hoy mismo he leído sorprendido una entrevista a Neil Marshall en la que confiesa que “The Descent se podría definir como una versión underground de Deliverance”. Y es que el tema central de la película bien podría resumirse con un slogan del tipo “acaba con el miedo por tu propia supervivencia”.




The Descent podría haber comenzado a partir de su primera media hora, pero no, el director y guionista se toma su tiempo en construir a cada uno de los personajes, para así elevar aún más el nivel de tensión mientras las protagonistas evolucionan en su expedición bajo tierra. Y es cuando se adentran en los estrechos túneles subterráneos cuando comenzaremos a notar la sensación de claustrofobia en estado puro. El grupo de aguerridas féminas se adentra en las cavidades subterráneas alumbradas por la poca luz de las linternas de sus cascos y bengalas. Y esa débil luz de las bengalas contrasta a la perfección con el sanguinario espectáculo que les espera.

Marshall ha sabido ser paciente y recrearse de una manera muy a lo Shyamalan en el suspense de los primeros minutos en los que las mujeres se van introduciendo en las cuevas. En esta parte el espectador medio palomitero puede que se aburra y resople esperando ese momento de acción que parece no llegar nunca. Pero para los que les encanta paladear el suspense en su estado más crudo y primario, disfrutarán como pocas veces lo han hecho. Puede que nos encontremos con la película más oscura que haya visto hasta la fecha. Hay momentos en los que la mayor parte de la inmensa pantalla de cine estará completamente sumida en la oscuridad y sólo en una esquina veremos a una de las curiosas espeleólogas alumbrada por la tenue luz roja de una bengala, y respirando con dificultad a través de la extremada estrechez de los túneles.




No soy partidario de los sustos efectistas porque por norma general se suelen predecir y rompen de una manera un tanto burda con la gran tensión acumulada. Pero en The Descent nos tragaremos todos los sustos, y algunos aunque los veamos venir, nos los comeremos igual. Así que no es una película recomendada para los que padezcan del corazón, y sí recomendada para personas languidecidas y apocopadas que sentirán como el corazón les bombea más de lo habitual. Si antes he comentado que puede que me encuentre ante la película más oscura que haya visto, ahora afirmo que es la película con más sustos efectistas que haya visto jamás. Y el mérito se encuentra en la capacidad de Neil Marshall en enfocar con la cámara desde el ángulo exacto, en el momento exacto, y la facilidad con la que demuestra recrearse en el suspense y mantenerlo hasta el momento justo en el que nos sobresaltamos en la butaca del cine.

Pero no todo en The Descent es suspense, la encarnizada lucha contra los seres subterráneos está envuelta de un gore explícito, que no extremado, pero que se convertirá en disfrute de todo gorehound, en cambio los estómagos más débiles apartaran la cara en la mayor parte del tramo final. Las luchas están rodadas al estilo videoclipero y pueden resultar algo caóticas pero es la manera más acertada de rodarlas dotándolas así de una mezcla de terror y desconcierto más propias de la realidad que de la ficción.




La banda sonora, muy a lo Carpenter, es digna de mención, jugando una baza importante en la capacidad de inmersión y ambientación, y que mezclada con los estremecedores chillidos de rata amplificados de los deformes seres y la respiración entrecortada y los desgarradores gritos de pánico de las protagonistas, consigue crear un clima de tensión como pocas veces he visto. Quizás la versión original sea aún mejor ya que noté el doblaje un tanto mediocre.

Las actrices realizan de manera creíble el papel de mujeres duras y curtidas, en especial Sauna McDonald que sufre una transformación evolutiva y degenerativa durante toda la película llegando a mostrar unos gestos faciales hacia el final, difíciles de olvidar.


Se podría decir que The Descent se divide en tres claras partes; los antecedentes y presentación de las protagonistas, el suspense en el comienzo de la exploración de las cuevas, y el gore salvaje de la sangrienta lucha contra los seres deformes. Hay quién parece no estar muy de acuerdo con la primera y última parte y prefiere quedarse con el suspense, y hay otros como yo, que se quedan con toda la película pero que hubiesen alargado aún más la parte final. Los más convencionales, los del suspense, deben tener en cuenta que Neil Marshall es un joven director de 35 años que demuestra gran pasión por el género de terror y casquería haciendo gala de claras reminiscencias a clásicos del género como Carrie, La Matanza de Texas y Alien. Sabe beber muy bien de esas fuentes y las aprovecha sin caer en el plagio. Me juego los huevos a que nombres como John Carpenter, Tobe Hooper, George A. Romero, Sam Raimi y Peter Jackson rondaron por su cabeza mientras rodaba la película. Y es que cuando alguien siente pasión por un género se nota, y es digno de admirar, puede que vaya contra corriente, contra la moda, contra la industria, pero de momento parece que está haciendo lo que le gusta, y hoy en día eso no es nada fácil. Los fans del género debemos tener muy en cuenta a este buen director y rezar para que no cambie o “evolucione” como han hecho otros directores del género. Espero que Neil Marshall siga los pasos de Carpenter y nos haga disfrutar en muchas más ocasiones en los próximos años.




The Descent se disfruta en cine, pero ya estoy deseando disponer de la edición en dvd para poder visionarla en una fría noche de invierno, solo, a oscuras, con los auriculares, y en versión original.

Película recomendadísima y que hará las delicias de los amantes más acérrimos de ambientes opresivos, góticos, oscuros y sangrientos.

No hay comentarios: