miércoles, septiembre 21, 2005

Misterio en las profundidades

Deep Rising es una película que me llega tarde y que aunque me suena de haberla visto estrenada en su momento, no recuerdo por qué no la fui a ver, ni tan siquiera la alquilé en el videoclub, y eso que presume de muchos de los ingredientes que hace que muestre interés por una película. Protagonizada por el incansable actor televisivo y de serie b, Treat Williams, y curiosamente dirigida por Stephen Sommers (sí, el de La Momia) me llega una película húmeda y claustrofóbica, que mezcla con acierto la acción trepidante y el género fantástico, con leves dosis de gore, brindándonos un cóctel explosivo y sin pretensiones de pura serie b de entretenimiento masivo y comercial que avanza de principio a fin como si de un videojuego retro se tratara.

Un grupillo de mercenarios de apariencia dura y despiadada, contratan a John Finnegan, el antihéroe, para que les lleve en su pequeño y destartalado barcucho hasta un recóndito punto del sur del Mar de China. Finnegan no tiene ni idea de lo que traman los mercenarios, e intenta hacer su trabajo lo mejor que puede en plena tempestad nocturna, y dirigiendo a su pequeño equipo compuesto por una asiática y su novio, el mecánico gracioso. Mientras tanto un grandioso y novedoso crucero detiene sus motores en medio de la nada, y su tripulación es atacada por algo que proviene de las profundidades del mar. El barcucho de Finnegan se estrella contra una lancha que fue despedida del crucero en el momento del ataque, y Finnegan y los mercenarios se ven obligados a dirigirse hacia el crucero fantasma con la esperanza de conseguir gasolina y piezas para reparar el motor averiado del barcucho. Cuando llegan al crucero descubren que no hay tripulación, los mercenarios ven que sus planes no se están cumpliendo y que una amenaza que no esperaban está a punto de acabar con sus vidas.
El crucero se convierte en una trampa mortal donde no sólo tienen a unos monstruos marinos mutantes como enemigos, sino al propio diseñador del lujoso barco.




El fallecido Jerry Goldsmith es el encargado de poner la banda sonora haciéndolo realmente bien, y elevando la tensión de la película en las escenas de más acción. La fotografía está muy currada, ofreciendo ese toque oscuro que tanto me gusta en este tipo de películas. Y mención especial a los efectos especiales de los bichos marinos, muy bien generados por ordenador y perfectamente integrados en la película. En general los actores están bastante bien, pero si tuviera que elegir a uno, más que nada por lo poco creíble de sus acciones sería a Joey, que lo bauticé como “el mecánico gracioso” y que hace todo lo que no haríamos, y dice todo lo que no diríamos en una situación como esa. No obstante es el toque de humor de la película y es de agradecer entre tanta testosterona y bichejo depredador marino.

Conforme avanza la película las situaciones van cogiendo un tono algo surrealista y dan paso a las fantasmadas propias del cine de acción palomitero. Y la verdad es que he disfrutado como un niño hasta el último minuto de película. Así que si alguien que pasa por aquí no la ha visto todavía, la recomiendo como película de entretenimiento puro y duro, con un ligero toque oscuro y claustrofóbico como envoltorio que no molesta en ningún momento.




Por cierto, el doblaje me ha gustado bastante. Os enlazo una web muy útil y currada, eldoblaje.com. Si usáis la búsqueda podréis averiguar quiénes doblaron la película y seguir la trayectoria de vuestros dobladores favoritos. Yo ya le he echado el ojo a Carlos Kaniowsky y supongo que sabréis porqué.

No hay comentarios: