viernes, febrero 04, 2005

Todo lo que se usa, se estropea

Llevo una semana un tanto catastrófica. En parte porque no consigo sacar demasiado tiempo para mi y cuando lo hago lo malgasto con “mis cosas”. Y en parte porque no puedo jugar a mi querida ps2, ahora que me había llegado uno de esos juegos interesantes que no requieren de demasiada atención mental(sólo masacrar enemigos), el Blood Will Tell. Y no puedo jugar porque la televisión que tengo en mi habitación, una Samsung de 20" se estropeó. No es que dejara de funcionar sin más, sino que aparecieron unas rayas rojas horizontales que en principio no molestaban mucho, pero que con los días se convirtieron en algo muy molesto. Con sólo cinco minutos delante de la tele, esas rayas rojas horizontales se enganchaban a los ojos y conseguían que las viese en todas partes, incluso en mi monitor y en la tele del comedor. Parecía una epidemia. Sospeché incluso de que se tratara de interferencias. Pero no. Después de más de 5 años batallando con la psx, dreamcast, ps2 y los emuladores de pc conectados vía gráfica, no ha conseguido soportarlo más y se ha rebelado. Además de las rayas rojas también se sube el brillo y se baja el color como por arte de magia. Decidí llevarla al técnico del barrio porque no quería gastarme una pasta en un técnico de la casa Samsung, ya sabéis lo que cuesta una hora de trabajo y el precio del desplazamiento. Así que cogí un carrito de la compra, le quité la bolsa y con una cuerda conseguí acoplar la tele al carro y llevarla al técnico.

Pero no acaba aquí mi aventura. Dispuesto a que el recalentado ordenador de mi hermano no se quemara, le compré un ventilador nuevo con potenciómetro incluido y su grasa térmica. Lo instalé...y ZAS! El ordenador no funcionaba. En principio pensé que el microprocesador se había quemado por no hacer del todo bien el contacto con el ventilador. Así que después de muchas pruebas y comprobar que la fuente de alimentación funcionaba y que si le quitaba los módulos de memoria y la gráfica, el ordenador no pitaba, decidí resignado llevarlo a la tienda. Me negué a sacar el micro de mi hermano y probarlo en la placa de mi ordenador, porque el mío ya no está para ostias. A veces me sorprende que siga funcionando, después de más de tres años sin apagarlo, funcionando las 24h de todos los días del año. Cruzo los dedos.

Al final los de la tienda me llamaron para decirme que no era el microprocesador sino la placa, no caí en la cuenta que se me fue un instante el destornillador al ajustar el ventilador y rasqué la placa. Seguramente me cargué algún diodo o algún componente minúsculo. Ahora mi hermano sigue teniendo el mismo microprocesador pero con una placa nueva y con el ventilador nuevo. Ya no se calienta, gracias al ventilador y en parte a la placa base nueva.

Ahora estoy a la espera de que me arreglen la tele. La necesito. Además de para jugar la necesito para ver esas películas que no me dejan ver en la tele del comedor, y no me refiero a las porno, sino a las que comento por aquí. Así que en breve y si el tiempo y los que me rodean me lo permiten volveré a coger el ritmo posteador para comentar y recomendar “mis cosas”.

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