jueves, febrero 17, 2005

Recuerdos Post Mortem

¿Qué pasaría si al nacer decidieran incrustarnos en el cerebro un implante que grabara toda nuestra vida? ¿Qué pasaría si la empresa creadora del implante encontrara como única utilidad, el editar y vender videos post mortem de nuestra vida que sirvieran como despedida a nuestros familiares y amigos? Pues que nuestra intimidad estaría en grave peligro y nuestras decisiones se verían influenciadas por los futuros observadores de nuestra editada vida.

The Final Cut nos muestra a través de un compungido, atormentado y abatido Robin Williams, como la visión voyeuristíca más perversa convertida en oficio, se transforma en una insoportable y absoluta decadencia, al presenciar casi por rutina, los rasgos más crueles y bajos del ser humano. Robin Williams interpreta a Alan Hakman, un editor de recuerdos que apenas tiene vida ya que está completamente dedicado y obsesionado con su trabajo: editar la vida de los demás y cortar los momentos más desagradables. Pero Alan Hakman no debe su desaliento sólo a su trabajo, sino al tormento de culpa que le persigue desde niño.




The Final Cut,(estrenada en nuestros cines con el malogrado título de “La Memoria de los Muertos”)aunque cuente con grandes actores, no es una película comercial. No seguiremos un ritmo vertiginoso, ni disfrutaremos de travellings imposibles ni de una banda sonora extenuante, aunque venga de Brian Tyler. The Final Cut es una película para saborear, tomarse con calma, disfrutar de cada plano, de cada profunda y filosófica frase de guión, de sentir la melancolía en el rostro de Robin Williams. Y de estar pensando continuamente, qué pasaría si esto sucediera algún día en la realidad.

El director jordano Omar Naïm realiza un gran trabajo en cuanto a centrar la fuerza de las escenas en los personajes, y a pausar el ritmo de la acción sin desengancharnos ni un momento de la pantalla. Nos muestra con cuenta gotas pero con cierta importancia y presencia, a una muy correcta Mira Sorvino que será la única persona que hará sentir y evadirse sensiblemente a Alan. También hace aparición un crispado James Caviezel, que si no fuera por su destacada barba postiza hubiera quedado perfecto interpretando el papel de un ex editor, convertido a defensor de la alteración humana de recuerdos.

En conjunto The Final Cut es una película oscura y opresiva que se hace algo corta, pero que se disfruta, y que cabía la posibilidad de profundizar más allá en el sabroso argumento, pero que se perdona por lo bien llevado que está, y por el acertado reparto de actores. En definitiva, una película recomendable que nos hará reflexionar sobre si es mejor mantener los recuerdos intactos o por el contrario dejar que se alteren con el paso del tiempo.

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