lunes, febrero 07, 2005

Locura fantasmagórica

Me suelen gustar las películas de la prolífica productora Lions Gates. Esta productora lanza al mercado películas que en su mayoría tocan temas fantásticos y/o de terror. Son películas sin mucho presupuesto ni demasiadas pretensiones que en algunos casos nos sorprenden y nos dejan con un buen sabor de boca. No es el caso de Madhouse, película de serie B que incluso se llegó a estrenar en nuestros cines y que hace bien poco que salió en alquiler en dvd. La historia en sí promete: Clark Stevens quiere ser doctor y no duda en ir a realizar sus prácticas a un inusual psiquiátrico, dirigido por un tipo raro obsesionado con los libros de fantasmas. Clark presencia impresionado el caos que presenta el psiquiátrico y el peculiar personal laboral. Entonces comienza a ver a un niño que los demás ignoran, menos el paciente de la habitación 44...




Como digo la historia promete, y a los quince minutos de película yo ya estaba deseoso de ver sangre y fantasmas por todos lados. Pero no. Los asesinatos casi brillan por su ausencia y están bastante censurados. Y los fantasmas... mejor de los fantasmas no digo nada. La estética y fotografía si que me han gustado, en especial la de las celdas de los pacientes más peligrosos. Muy oscuras, muy sucias, casi podía imaginarme el olor a humedad de los bajos del psiquiátrico. Además de las pocas escenas de gore, el guión es muy flojo, tiene lagunas por todas partes. Casi parece un guión improvisado o poco trabajado. Por eso mismo creo que el final es tan forzado y trillado. Creo que el director quiso acabar la película de una forma original y la verdad es que no lo consiguió. El problema que tiene el querer sorprender al espectador en el final, es que si por desgracia no lo consigues, toda la película cae por su propio peso. Y es lo que le pasa a Madhouse; hace que te acomodes bien durante la introducción, haciéndote ilusiones y augurando lo mejor, para más tarde y lentamente convertir esa ilusión en frustración, y al final en cabreo.

A destacar la escena del “Ketchup, ketchup...” y el actor Lance Henriksen haciendo de director del psiquiátrico. Lo demás mejor ignorarlo.

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