lunes, julio 24, 2006

¿Estás hablando conmigo?

Los meses de sacrificio han dado su fruto. Aprobé a la primera el largo examen para obtener la credencial de taxista. Y considero que la hazaña tiene su mérito si partimos de la base de que no me apasiona conducir y de que odio totalmente esta ciudad, y además apenas he conducido por ella. Así que ahora en teoría me queda lo más duro, el rodaje.



No soy el único ni el primero que parte con estas desventajas iniciales, pero creo que en menos tiempo de lo esperado estaré rodando por la carretera recogiendo clientes y adquiriendo experiencia. Lo que está claro es que es un oficio relativamente apartado de la rutina que se encargan de imponer en la mayoría de empresas, y en el que hay algunos que se convierten en unos expertos melómanos entre carrera y carrera aprovechando el reproductor mp3. Pero no todo es tan bonito en esta profesión, de momento trabajaré para una flota de taxis, es decir, para un empresario que se encargará de que cumpla unas carreras mínimas al día ajustándome a un horario específico. Es lo que sucede cuando uno no tiene pasta para empeñarse en la compra de una licencia. Pero tiempo al tiempo, si el curro me gusta haré todo lo posible por adquirir una licencia y pasar a ser autónomo. Como es normal supongo que comenzaré haciendo el turno de noche y como es normal también me pasará de todo durante los tres primeros años. En cuanto comience a trabajar iré posteando en el blog las anécdotas que me vayan ocurriendo, que seguro no serán pocas.

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