El desconocido Stevan Mena apunta buenas maneras e intenta hacer resurgir el género slash de una manera muy digna pero algo caótica, algo que ya hizo sin llegar a ser caótico y rozando la perfección el joven Alexandre Aja con su Haute Tension, y escribo “rozando la perfección” porque el final tramposo de Haute Tension sobraba. En principio Malevolence es la segunda parte de una trilogía que no existe, pero que según el director existirá si la película tiene éxito. Y sí, parece que la película ha tenido un moderado éxito por los festivales donde ha sido proyectada. Pero Malevolence tiene un fallo, quizás por la poca experiencia de su director o por los pocos medios, y es que le cuesta llegar a la acción, al meollo, al suspense, a la sangre. La primera media hora nos muestra como unos no muy profesionales ladrones atracan un banco y huyen hacia una casa abandonada, que casualmente se encuentra cerca de otra casa donde vive un cruel asesino en serie. Stevan Mena que además de dirigir, producir y escribir el guión de la película, es también el compositor de la música que acompaña a toda la película. Es como una especie de aprendiz de John Carpenter intentando rodar una nueva Halloween, y además bebiendo de muchas fuentes a la vez. Hay muchos guiños, o mejor dicho, hay muchos homenajes que no se convierten en plagio por la evidencia. Hay secuencias que parecen directamente sacadas de La Matanza de Texas, alguna otra de El Resplandor, otra al final de La Noche de Los Muertos Vivientes.
De todas formas Malevolence gustará a todos los que disfrutamos con las películas de asesinos enmascarados con cuchillos. Es una película para ver de noche; después de la primera media hora comienza la oscuridad, la tensión, el suspense y un poco más tarde es cuando corre la sangre, pero moderadamente. Mena se encarga de que no parezca, ni llegue a ser una película gore, es una película de asesino con cuchillo, de víctimas gritando en estado de pánico mientras un frío psicópata las acecha armado con un gran y afilado cuchillo de cocina.
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