Ex Drummer parte de un argumento de rocambolesca simpleza para presentarnos una retahíla de personajes patéticos, odiosos y extravagantes en situaciones igual de patéticas, odiosas y extravagantes. Un vocalista con serios problemas de dicción, de estética skin-head, y violador, un guitarrista sordo, cocainómano y maltratador, un bajista con el brazo paralizado a raíz de que su madre le sorprendiera en plena sesión onanista…
Ex Drummer no es Trainspotting, no hace apología de las drogas, no es cool, no marcará tendencia, es seca, cínica, sórdida, en ocasiones cómica, también perversa y explícita, no es pretenciosa y es capaz de mostrarnos poesía dentro de la mismísima mierda. Abstenerse cocainómanos de fin de semana, Ex Drummer no es para los primeros de la fila, no es para los que llegaron al primer puesto y se siguen sintiendo bien en el, es una película para no tomarse en serio y disfrutar. Si fumas, enciende un cigarro, si bebes, abre una cerveza, si haces las dos cosas a la vez a diario y no te tomas nada en serio eres el espectador ideal de Ex Drummer.
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