jueves, mayo 10, 2007

Después de una década aún queda mecha

Ella quería un post dilatado pero auténtico, y yo además lo quería sincero. Diez años dan parar mucho y con ella han dado para demasiado: bajadas, subidas, golpes, vuelta a bajar y vuelta a subir. Tomando decisiones casi al vuelo, chocando ella y chocando yo, apoyándome en ella y ella apoyándose en mí. Sacando energía de la música, de las pelis, de los conciertos, de las noches de insomnio, de su cuerpo, como en Lifeforce. Años de constante lucha contra trabajos basura, contra una frustración que temía crónica. Descubriéndola y descubriéndome con ella. Partir de cero para volver a partir de cero con la misma fuerza. Hacer el amor, follar, volver a hacer el amor y volver a follar, follar haciendo el amor y haciendo el amor follando. Esperando el cielo o el infierno, pero esperándolo juntos, pegados y pegajosos como en Society, para encontrarme otra vez de bruces con la voraz frustración y encararla con rabia, conteniendo las lágrimas como una Scream Queen, pero sin gritar. Todavía no encuentro mi sitio entre ellos, no encuentro la comodidad y tal vez sea porque los de mi clase social no la encuentran jamás. Diez años dan para mucho y también para nada. Uno puede volver a empezar siendo menos maduro, más maduro o quedándose igual. Yo sigo volviendo a empezar con ella, y sin ella no hubiese vuelto a comenzar nunca. Sigo necesitando doce pero me conformo con seis. No importa lo grande que sea la caída, lo importante es tener la fuerza suficiente para poder levantarse. Es cierto que el pez grande se come al pequeño y para comerme van a necesitar mucho tiempo, y hoy día ¿qué es más valioso que el tiempo? Moriré comido como el prota de una peli de zombis, pero antes les joderé el tiempo, será como el último deseo antes del último aliento. Diez años dan para mucho y aún queda mecha para unos cuantos más… si todo este caos ordenado que nos rodea no nos hace reventar antes. Nuestro amor es nuclear, y para algunos puede que sea tan repugnante como una peli de Olaf Ittenbach.

Nuestros regalos. De ella:



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Nekromantix: Life Is A Grave And I Dig It! Obra Maestra!






Para Ella, una auténtica obra maestra: Nim Vind


Y despues de todo esto la cena que nos pegamos en un conocido restaurante barcelonés fue tan deliciosa como las natillas de Braindead.

1 comentario:

Kedume dijo...

Felicidades :)