viernes, mayo 27, 2005

De sangre hasta las orejas

Un joven desnudo y cubierto de sangre aparece en una comisaría de un pequeño pueblo perdido en unas montañas. Este es el comienzo de Shallow Ground. Es una de esas películas de serie b, sin apenas presupuesto, pero que sorprende, inquieta e incluso te deja enganchado hasta el final. Pongámonos en situación; me encuentro de madrugada, casi a oscuras en mi habitación, rebusco entre la basura y encuentro la película, la pongo, me incrusto los auriculares en las orejas y comienza la fiesta.


Desde el principio se ve claro que es una película de serie b, pero eso no quiere decir que el director no realice bien su trabajo. Sheldon Wilson hace lo que puede y más para que la película enganche y te atrape con unos planos en primera persona claustrofóbicos, y un repertorio de flashbacks videocliperos dignos de las mejores producciones comerciales. Pero esto tampoco impide que tenga unas cuantas secuencias típicas del cine de terror, en las que pensaremos mentalmente: “¿pero por qué coño te quedas ahí? o ¿por qué coño te vas?, como si la protagonista o el protagonista pudiera oírnos, como si pudiéramos cambiar el desarrollo de la predefinida acción.


Como acostumbra a pasar con esta clase de producciones, el final se convierte en el típico final truculento de telefilme. Pero por suerte no es del todo así, nos esperan unas cuantas sorpresas. Y el guión aunque en algunos momentos se aguante con pinzas, resulta muy interesante y por momentos bastante original.
En resumen, Shallow Ground es una película de bajo presupuesto a medio camino entre el gore, la ciencia-ficción y el cine de terror, que si tenemos la suerte de involucrarnos en ella, disfrutaremos de unos buenos momentos de suspense y tensión.

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